Trataré de explicar en estos 2 próximos posts las diferencias que existen entre el marketing masivo y el marketing objetivo. Cada nivel de marketing presenta un conjunto de oportunidades y riesgos.
El origen del marketing masivo se encuentra en La Revolución Industrial, cuando las industrias empezaron la producción en masa y con ella la publicidad masiva de productos comunes como sopas, bebidas y alimentos básicos.
Si bien muchos de estos productos se vendían mayoritariamente a granel, poco a poco cierta cantidad de ellos se embalaban y llevaban la marca de fábrica, es decir la marca blanca o marca de distribuidor.
Los fabricantes utilizaban la publicidad masiva para inducir al consumidor a pedir sus marcas, de manera que los minoristas (tiendas y distribuidores) tenían que tener stock de esos productos. Los fabricantes también ofrecían incentivos directos a los minoristas de manera que se aseguraban tener su producto visible y promover la venta. De este modo los fabricantes, por medio de sus distribuidores, intentaban entrar en la mente del consumidor.
Hace unos años algunos críticos predecían la desaparición del marketing masivo, aseguraban que el mercado masivo se estaba desintegrando en segmentos de consumidores más pequeños y más numerosos, cada uno con sus gustos específicos y sus necesidades de compra. Esto es lo que se conoce como marketing objetivo o marketing de nicho o marketing segmentado.
El marketing masivo no sólo no desapareció, sino que debido a la crisis vivida en los últimos años, 2008-2015, en Europa (y sobre todo en nuestra España) a vuelto a incrementarse debido al crecimiento de las marcas blancas.
La marca blanca por naturaleza ejerce el marketing masivo, aún así muchas de ellas practican el marketing objetivo pues están realmente enfocadas al consumidor, diferenciando unos públicos de otros y abriendo gama dentro de la propia marca blanca.
Además, una forma específica de marketing masivo llamada venta masiva mostraba un crecimiento en todo el mundo. Las empresas de venta masiva competían con los minoristas de tiendas por medio de distribuidores autónomos que vendían los productos de dicha empresa puerta a puerta o en oficinas. Los distribuidores trabajaban bajo comisión, tenían un pequeño maletín de productos demuestra con un entrenamiento de ventas y acudían a amigos, vecinos y otros para vender producto.
Ahora este sistema de venta se ha transformado a venta online, en el cual las marcas venden sus productos a través de tiendas estratégicamente posicionadas en internet, por supuesto a cambio de la misma comisión…
Os suena de algo esto?