El marketing de alimentación bebe de las verduras feas
Artículo por Gema Payá
Los vegetales no estéticos no tienen cabida en el mercado ¿o sí? Me pregunto si existe algún motivo para considerar más sabrosa la comida con buena pinta… pero cuanto más veces lo pienso siempre llego a la frase trillada de: “comemos con los ojos”. Si vamos a parar al sector infantil, ellas, en muchas de las ocasiones, las tienen todas que perder: “no me gusta”, “no lo quiero” y su conclusión “no me lo voy a comer”. Pero… ¿y si las verduras fuesen atractivas para los niños de alguna forma? ¿atractivo puede estar vinculado a feo? Pues os adelanto que las verduras junto al marketing han encontrado la vía perfecta para lograrlo.
Las verduras tenían que cumplir con cánones de belleza, algo incompatible con la naturaleza hortofrutícola. Una discriminación de la que el marketing de alimentación ha sabido llevársela a su terreno y sacar jugo de ello, gracias a campañas impulsadas por marcas y supermercados. Todavía recuerdo ir a la huerta de un amigo y encontrarme con tomates imperfectos y alguna berenjena que me sacaba alguna risa que otra. Hoy, voy al supermercado y la perfección de las frutas y verduras es “la reina de la fiesta”. Pienso, al fin y al cabo, tanto unas como otras saben igual. Esto es la belleza interior en toda regla.
Pero el “bellezón” de tomate o la manzana brillante ya empiezan a tener competencia a raíz del movimiento en defensa de las hortalizas poco agraciadas, el “ugly food movement”, que ha comenzado a extenderse en toda Europa y cuyo objetivo es reducir el desperdicio de comida poniendo a disposición de los consumidores esas frutas y verduras que terminaban no ocupando lugar en los establecimientos. El marketing ha sabido subirse al carro.
Marketing de alimentación + frutas y verduras feas = Supermercados
En España, uno de los primeros a sumarse a este movimiento fue Eroski con su campaña en 2015 «Desperdicio», que luego evolucionó abordando el tema de las frutas y verduras descartadas por temas estéticos, siguiendo los pasos de iniciativas similares en otros países europeos, como Intermarché en Francia y varios supermercados británicos.
Volviendo al principio: un movimiento del que estoy segura a los niños ¡les gusta!