Cinco lecciones que las marcas pueden aprender de las Fallas
«València en Falles!» Huele a pólvora, a churros y buñuelos. Cada calle ya se adorna con luces y sobre ellas se alzan las emblemáticas fallas, impresionantes esculturas de madera que entre críticas sociales, llenan la ciudad de celebración y sonrisa. Una fiesta que se inicia el último domingo de febrero hasta el día 19 de marzo, pero que tiene mucho que enseñar a la hora de construir una marca.
Olvídate de improvisar:
Las fallas no se montan de un día a otro. Son fiestas que requieren de 11 meses de preparación para dos semanas de disfrute. Lo mismo sucede con las marcas. Quizás puedas producir un producto en una semana, pero para hacer marca tienes que planificar y ejecutar cada tarea sin creer en los atajos o los «by-pass» de procesos. Las marcas se construyen en el tiempo al igual que las fallas.
Hay que invertir:
La carpa, la comida, la bebida, la falla, los trajes falleros… todo necesita de tiempo y, especialmente de dinero para ser una realidad. Y los miembros de los casales lo saben y están dispuestos a invertir. La construcción de las fallas se delega a artistas profesionales, expertos en construir fallas y se sabe que este es un gasto en el que no se puede escatimar. La realidad es que no puedes pretender tener toda la experiencia si no estás dispuesto a invertir para que tus expectativas sean una realidad. Lo mismo sucede con las marcas, contar con profesionales marcará la diferencia e invertir no debe ser una premisa negociable.
Compites en tu categoría:
Hay fallas tan despampanantes como la del Pilar o las del barrio Ruzafa, pero no todas necesitan ese nivel de inversión para poder ser parte de la fiesta. Se puede invertir en diferentes medidas, así que tu capacidad de inversión no debería limitarte a llevar a cabo una iniciativa. Eso sí, a la hora de competir, hay categorías que dividen las fallas según su presupuesto y tu competencia directa son tus iguales, no pretendas compararte con Coca Cola si eres un refresco artesano. Encuentra tu mercado y crece en la medidas de tus posibilidades inspirándote en los grandes, pero sin intentar competir contra ellos, porque perderás.
La estructura lo es todo:
No importa cuán grande, espectacular o bonita sea tu falla, si no tiene una buena estructura, en el momento que el viento o el clima te juegue una mala pasada, tu escultura no lo soportará. Las marcas no se alejan de esto, si no tienes una buena estructura, creada desde la estrategia, a la primera de cambio tu marca puede derrumbarse. La estructura -como la estrategia- no se ve, no podrás presumir de ella y no será tangible para el publico externo, pero sin ella serás inestable y, tarde o temprano, te derrumbarás.
Saber cerrar etapas:
El día de la «cremà», el 19 de marzo, es el día más esperado. Un año de esfuerzo se resume en una fogata inmensa donde todo lo creado e invertido llega a su fin. Hay falleras llorando mientras encienden la línea de petardos que iniciará el fuego pero, a pesar de la aparente tristeza del momento, todos saben que es un paso necesario. No habría forma de continuar durante tantos años si no existiera ese «punto y aparte» que permitiera escribir un nuevo párrafo. Esta es una gran lección para las marcas, para que vean que «quemar un proyecto» que ya ha cumplido su objetivo, puede abrir la oportunidad de crear algo nuevo. No tendría sentido no quemar una falla, así como no lo tendría seguir con una unidad de negocios, producto o marca que cumplió su ciclo o debe reposicionarse. Los cambios, los cierres y los nuevos comienzos pueden ser grandes oportunidades.
Y ahora sí, a disfrutar de la mascletá!