El fin del mundo
¿Crees que podríamos vivir en un mundo sin marcas? ¿Qué seríamos capaces de consumir y sobrevivir al mismo nivel si no existiesen las marcas? Como decía mi abuela, “no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”.
Estoy seguro que por un instante te has imaginado un mundo sin marcas, entrar a un supermercado y encontrar productos sin marca, casi iguales entre si, envase transparente, sin nada que mueva tu subconsciente, sin nada que impulse tu elección de un producto sobre otro, ni tan siquiera el nombre del producto, ni tan siquiera marca blanca, pues la marca blanca es en si una marca y tiene su propia identidad y valores, como expliqué hace un tiempo en este artículo.
Vivir sin marcas sería como apagar la luz, no podríamos relacionarnos con los productos que vamos a consumir, a vestir o a usar.
Estoy seguro que sin marcas no seríamos lo que somos ahora, ni nuestra sociedad tampoco. Las marcas existen para diferenciar un producto de otro, crean una identidad respondiendo a las necesidades de un determinado grupo de personas, lo que se conoce por público objetivo, incluso nos acompañan en nuestro día a día y marcan nuestro estilo de vida.
Las marcas emiten unos valores que nuestro cerebro percibe, interpretándolo como calidad, bajo precio, lujo, saludable y otros muchos atributos que en las empresas de branding nos encargamos de transmitir. Estos valores que percibimos nos ayudan a ahorrar tiempo y análisis, ya que se ganan nuestra credibilidad, o por el contrario la pierden y, probablemente, no volvamos a comprarla jamás.
Otro aspecto a considerar en la ausencia de marcas es la ausencia de competencia y por lo tanto, la falta de competitividad y de innovación en los productos. ¿Para qué mejorar un producto si no lo voy a poder a transmitir y va a ser muy difícil de percibir y por lo tanto de incrementar ventas? Esta competencia hace que se necesiten centros de investigación para evolucionar productos, que se necesiten comerciales para vender más y con ello producir más, en definitiva las marcas son las que crean trabajo para nosotros.
Así que apostemos por las marcas, por aquellas que cubran nuestras necesidades y por aquellas que se ganen nuestra confianza.